Año tras año desarrollamos un Lema anual que nos invita a profundizar algún aspecto de nuestras vidas y nos motiva a transitar cada año. A través de él damos unidad y sentido a nuestra misión y nos proponemos reflexionar, trabajar, orar en una misma dirección siguiendo los pasos de Gabriel.

Día a día en nuestras comunidades buscamos generar lazos que alimenten la espiritualidad, la confianza en uno y en los demás, la solidaridad y la empatía. Generar entornos que fomenten el diálogo, los consensos, la empatía, la diversidad y que aporten a la construcción de vínculos que trabajen por la Paz.

Tejemos juntos desde la heterogeneidad de las individualidades, construimos un nosotros que es dinámico, que permite acompañar y sostener a nuestros alumnos/as y sus familias, para que también sean parte de este tejido.

Apostar por la profecía de la fraternidad es poner en valor los vínculos interpersonales para construir lugares “habitables y humanizadores” así se trabaja para un mundo de Paz.

La paz es el compromiso incansable por reconocer, garantizar y reconstruir concretamente la dignidad de nuestros hermanos, para que puedan sentirse los principales protagonistas del destino de su nación. Lo que vale es generar procesos de encuentro, procesos que construyan un pueblo que sabe recoger las diferencias.